Todavía me acuerdo, cuando éramos pequeñas, y nuestra madre (romántica empedernida a la que tenemos mucho que agradecer en esto de los pequeños detalles), vivía como una fiesta este día. Le metía a nuestro padre notitas de amor en la cartera del trabajo, nos animaba a prepararle dibujos, le ayudábamos a escribir cartas, y hacía flan de huevo. Y nos volvíamos locos los seis hermanos. No existe un flan como el de nuestra madre.
Nosotras, entonces, ya hacíamos bizcochos. A María siempre le tocaba batir a mano las yemas con el azúcar para la crema pastelera. O montar las claras a punto de nieve. Era la pequeña, y ayudaba así.
Marta se encargaba de la manga pastelera. Y yo me encargaba del diseño del pastel del que nunca sobraban ni las migas. Éramos así de felices haciendo repostería cuando no teníamos más que un par de moldes, un tenedor para batir y muchas ganas de hacer las cosas. Y la pasión por el dulce nos vino por nuestra madre. Bueno, la pasión en general.
Nuestra madre nos enseñó que casi 42 años de matrimonio sólo se consiguen queriéndose cada día.
Hoy es un bello día para nosotras, por muchos motivos.
Uno maravilloso que os contaremos mañana.
Pero especialmente por tres maridos que han creído y apostado por un sueño, nuestro sueño.
Porque para nosotras es un sueño ver crecer un poquito más cada día este proyecto que empezó como una diversión de tres hermanas que compartían una afición. Y es algo más. Mucho más.
Rafa, Jose, Marc... ♥♥♥
Os queremos desear a
tod@s un felíz día de San Valentín, una celebración para todos los enamorados. Pero no dejéis nunca de amar ni de creer en los sueños, porque, a veces, los sueños sí se hacen realidad.
Y nosotras, sin duda alguna, apostamos por el rosa!!!!!!!!!!
Mónica, Marta y María
♥♥♥